La
FUNDACION BARTOLOME HIDALGO, aún desde su proyecto, conmovió
a un selecto grupo de literatos, sociólogos, artistas, plásticos
y científicos. Hasta tal punto que a fines de 1997 y a comienzos
de 1998, no obstante estar en pleno desarollo de las obras, fue utilizada
por un número importante de creadores e investigadores argentinos
y extranjeros. La remodelación de su edificio luego de casi dos años
de dificultades y luchas fue inaugurada oficialmente en noviembre de 1998.
El espíritu fundamental de ésta institución
es Washington Pereyra quien, a través de los valores personales que
lo trascienden,cumplió con su objetivo de crear y dejar un testimonio
cultural de difícil comparación. |
|
|
|
Fue
W. P. quien tomó la responsabilidad de adquirir la casa para la Fundación,
darle impulso a las obras de reciclaje, ordenar complicados operativos de
préstamos y solicitudes de fondos y donaciones de otras organizaciones
y, también, de amigos. Fue él quien sufrió el duro
trámite de este trabajo. Y hay más: fue él quien aportó,
una parte de la colección de libros que integra la biblioteca actual,
los documentos y objetos que se exhiben, el pequeño museo de
ciencias naturales, las obras de arte, la totalidad de la importante hemeroteca;
y fue él quien resignó todos sus bienes en aras de la gran
ilusión.
Hoy, ésta casa y su contenido, constituyen
una desinteresada contribución a la educación argentina, ya
que en sí misma es una donación al país. Tal cual se
dice: un esfuerzo ético y austero, producto de toda entereza que
se ofrece a una sociedad sin solicitarle ventajas.
Además, su creador le impuso a la Fundación
un claro destino latinoamericano, cuyo pùnto de partida lo comparten,
a través del Río de la Plata, la República Argentina
y su patria de origen: la República Oriental del Uruguay. Los hombres
se ven en sus obras. Y ésta Fundación, a partir del coraje,
es la creación de un solo hombre. |
